jueves, 22 de julio de 2010

trampolines de esqui abandonados

Solitarios como fantasmas en el bosque. Durante algunos años, reúnen en torno así una actividad frenética, campeonatos de invierno, multitudes, cámaras, deportistas... Pero llega un día en que, por algún motivo, el viejo trampolín de esquí deja de ser el foco de atracción y todos huyen hacia otros lugares, dejando tras de sí a estos gigantes para que los devore el tiempo.

Trampolín de esquí abandonado en Murmansk (Ralphmires)

El trampolín que aparece sobre estas líneas está en la ciudad de Murmansk, en Rusia. No hay mucha información sobre su pasado, pero sí una magnífica colección de fotos donde se aprecia en su plenitud de gigante desvencijado, con sus listones de madera reventados por el abandono. Pero no es un caso aislado. Una rápida búsqueda por la red nos ofrece decenas de ejemplos de otros trampolines en la misma situación, escondidos entre los árboles y cubiertos por el hielo, hasta el punto de que se diría que en cada bosque nórdico hay uno de estos colosos perdido entre la maleza. (Seguir leyendo)

Trampolín abandonado de Pitkävuori (Serenase78, Flickr)

Este otro trampolín es el que metió la idea en mi cabeza, hace algunos años, de dedicar una entrada a estas estructuras abandonadas. Se trata del trampolín de Pitkävuori, en Finlandia, que aparecía en un maravilloso anuncio del Audi Quattro, y que lleva abandonado desde 1994. Tras años de olvido, el trampolín volvió fugazmente a la vida en 2005, cuando el equipo de rodaje del anuncio lo remozó para que pudiera filmarse la escena.

Trampolín abandonado de Hämeenlinna (Markusaso, Flickr)

Este otro está localizado en Hämeenlinna, Suecia Finlandia, y la fotografía está tomada en verano. De él no sabemos mucho, sólo que se levanta entre los árboles con el hormigón descubierto, viejo pero con algo de dignidad. Tal vez mejor así, no conocer demasiados detalles e imaginar que somos nosotros los que, como en un cuento, caminamos un día por el bosque y nos encontramos con uno de estas torres, como un palacio abandonado de otra época.

Más imágenes en: Ralphmires. La primera foto me la mandó Antonio, que a su vez lo vio enMicrosiervos.

sábado, 10 de julio de 2010

San Juan de Paricutín, la iglesia que sobrevivió a la lava

En febrero de 1943, una violenta e inesperada erupción en el estado mexicano de Michoacán se llevó por delante las casas de varias poblaciones y dejó como único superviviente a la iglesia deSan Juan Parangaricutiro. Aislada en un mar de destrucción, la torre de la vieja iglesia resistió los embates de la lava y quedó como único testigo del brutal fenómeno.

La iglesia de San Juan permanece hoy día en pie como un lugar congelado en el tiempo, un fantasmal campanario que emerge sobre un lago de piedra. Enterrados en la roca descansan las casas y comercios de la antigua población; sobre ellos, erguida y desafiante, la torre es la única señal de vida en kilómetros a la redonda. (Seguir leyendo) (English version)


El hombre que vio nacer un volcán

El volcán Paricutín, protagonista de aquella destrucción, nació por sorpresa el día 20 de febrero de 1943 en una llanura donde hasta entonces no se conocía actividad volcánica alguna. Aquel día, el campesino Dionisio Pulido entró en la historia de la vulcanología y se convirtió en la primera persona que presenció en directo el nacimiento de un volcán. Según él mismo relató, se encontraba arando cuando escuchó un fuerte temblor y contempló con sus propios ojos cómo se abría la tierra y comenzaba a escupir vapor y piedras.

En las siguientes 24 horas, el Paricutín se levantó siete metros del suelo mientras arrojaba al aire todo tipo de material volcánico. Al cabo de una semana, la montaña de ceniza ya alcanzaba los 50 metros y continuó creciendo hasta alcanzar los 600 metros de altura.

La erupción permaneció activa durante nueve años y además de los pueblos de Paricutín y de San Juan Parangaricutiro enterró otras poblaciones cercanas. Los ríos de lava crearon una falda de roca de varios kilómetros alrededor del cráter y cubrieron una superficie de 25 kilómetros cuadrados. Sin embargo, la masa de lava respetó milagrosamente la estructura de la iglesia de San Juan y no hubo que lamentar víctimas humanas: hubo tiempo para evacuar a todo el mundo, incluido el campesino Dionisio Pulido que había dado la voz de alarma.

En la actualidad, el lugar se ha convertido en un centro de atracción para turistas y en un motor para la economía de la zona. Los guías muestran a los visitantes los restos de la torre que sobrevivió y los de la que todavía estaba en construcción, así como el altar y la pila bautismal que se conservan en bastante buen estado. Además, el volcán Paricutín empieza a ser conocido en todo el mundo y ha sido incluido en algunas listas como una de las siete maravillas naturales.


* Esta entrada se la debemos a la infinita generosidad del gran Muxfin que me contó la historia y cuyo blog, Colgado de las Telecomunicaciones, es de visita obligada.